No quería que terminara el 2016 y dejar el blog en silencio absoluto. ALGO tenía que traer para cerrar el año. Y traigo un disco que me acompañó fiel durante todo el año. No sé si será lo que más escuché, pero seguro está en el top 5.
Siempre me llamó la atención el nombre de la banda, y gran parte de sus artes de discos y singles, y como persona que mil veces baja discos con la idea de «después los escucho», este año escuché todo lo que tenía de Catherine Wheel. Pero por supuesto, mucho de la banda no sabía.
La banda se forma en 1990 en un pueblo de Norfolk, Inglaterra, liderada por el cantante y guitarrista Rob Dickinson (primo de Bruce, de Iron Maiden). Su primer momento de exposición fue cuando grabaron una sesión de radio para el legendario John Peel, y un tiempo después editaron sus primeros EPs, hasta que en 1991 lograron llegar a la discográfica Fontana, por aquellos años subsidiaria de la difunta PolyGram.
Ya en ese 1991 comienzan a grabar el álbum que traigo hoy, «Ferment». Dotado de un sonido que claramente está inmerso en el Shoegaze más clásico de aquellos tiempos, con todo lo que ese género debe tener: Toneladas de guitarra, pedales de efecto, distorsión, ruido, feedback. Pero Catherine Wheel también tenía más accesibilidad que otros discos y bandas clásicas del género.
Pero, siendo honestos, «Ferment» no tiene NADA que envidiarle a «Loveless», «Nowhere» y a «Souvlaki» (por nombrar algunos discos fundamentales). Lo que es innegable es que Catherine Wheel no está justamente reconocida como gran influencia en el sonido de los años siguientes, y no tiene el nombre pesado de Ride, Slowdive o My Bloody Valentine. Pero es innegable escuchar temas de «Ferment» y pensar en «Hey, eso lo escuché antes». Por ejemplo, la introducción de un temazo como Indigo is Blue…. Por más que amemos a Soda Stereo y el «Dynamo», hay que reconocer que En Remolinos es un robo impune de eso; Y Rombos, de Cerati solista, suena muy parecido al comienzo del tema Texture.
«Ferment» son 57 minutos de rock clásico, típico de comienzos de los 90. Y está lleno de temas que deberían ser himnos: I Want to Touch You, Black Metallic, Balloon, Texture, y mi favorito, Shallow. A diferencia de las bandas «pesadas» del Shoegaze, los temas de Catherine Wheel tienen un tinte más melódico, canciones más cantables, la voz tiene mayor resonancia que en «Loveless» y podemos entender lo que está cantando Rob!. Por ejemplo, un tema como I Want to Touch You tiene un estribillo pegadizo, digno de un top 20; Shallow también suena a Hit, por todos lados. Menos de 4 minutos, con ritmo imparable y otro estribillo bien pegadizo.
«Ferment» es el único disco puramente shoegaze de la banda. Luego continuaron editando álbumes, pero alejándose de este sonido, aunque son altamente recomendables, especialmente «Chrome», de 1993.
Quizás Catherine Wheel no tenga el reconocimiento qué merece, pero es innegable que este álbum es uno de los grandes. Tiene un carácter, si se quiere, de culto. Y tiene un belleza digna de ser descubierta.
Perdón por la tardanza, y prometo no tardar tanto para la próxima. No ha sido gran reseña, pero necesitaba volver con algo.
Muy feliz año nuevo para todos!, y como siempre, gracias por leer!
01 • Texture (4:19)
02 • I Want to Touch You (4:40)
03 • Black Metallic (7:18)
04 • Indigo Is Blue (5:31)
05 • She’s My Friend (4:16)
06 • Shallow (3:28)
07 • Ferment (5:10)
08 • Flower to Hide (4:43)
09 • Tumbledown (4:08)
10 • Bill and Ben (4:09)
11 • Salt (5:26)
12 • Balloon [Edit] – US Bonus Track (3:56)
Editado 9 de junio de 1992
Fontana
Total: 57:04
MEGA – MP3 @ 320
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